Tomando como punto de referencia la expresión “quien paga los platos rotos” se dio origen a una instalación que surge de un acto gratuito y placentero: romper platos. Como resultado de esta acción se evidenciaron diversas formas de reconstruir este objeto doméstico.
La instalación se emplazó en un muro blanco, en el cual se instalaron los restos reconstruidos de cuatro platos blancos recolectados en la ciudad de Düsseldorf y destruidos con un martillo. A través de esta acción se evidenció la pérdida que sufre un objeto tras un acto de destrucción.
Zerbrochene Teller I fue exhibida en el contexto de la exposición anual de estudiantes Rundgang 2004, Kunstakademie Düsseldorf, Alemania.